Alabanza y oración
La oración es la elevación de la mente a Dios. Rezando una persona decide dejar de lado su propio ego, sus propios proyectos, su propia visión de la vida. Solamente entonces podrá ver los designios divinos y aceptarlos. La oración no es una simple conversación entre amigos. No queda sin consecuencias, sin obligaciones. La oración nos pone a punto para sacrificar nuestro cuerpo, nuestros deseos, nuestras ambiciones. A través de la oración decimos no a nuestra voluntad y sí a la voluntad de Dios.
Ruah en mayo: mensajeros de la alegría pascual
Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó. (Jn 20, 8)
Este fue el pasaje con el que Francisco José, obispo auxiliar de la Archidiocesis de Santiago de Compostela, nos ha exhortado en nuestro encuentro Ruah de mayo. Os invitamos a escucharlo y contagiaros de la alegría pascual.
Francisco Jose, recordando el saludo del monje Benedictino, Serafín de Sarov: «Mi alegría: ¡Cristo ha resucitado!», nos dijo: Este saludo, nos invita a ser mensajeros de la alegría pascual, como lo fue, aún sin entender, María Magdalena. Porque, junto al don de la fe que también María percibió, [María Magdalena] fue la primera [que recibió] el don del testimonio.
«Estarás en condiciones de reconocer que tu espíritu ha resucitado plenamente en Cristo, si puedes decir con profundidad y con convicción: "Si Jesús vive, eso me basta"» (Serafín de Sarov, Monje benedictino)
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